
La industria agroalimentaria avanza a pasos agigantados y seguirle la huella es muy difícil, por no decir imposible. Peor lo tienes tú como consumidor, pues quienes tienen que velar por un consumo halal están ausentes desde hace muchos años. La CIE, por ejemplo ya lleva 30 años de espaldas al asunto halal.
Tampoco esperes mucho de las certificadoras. Tienen un camino trazado que no es otro que conseguir clientes, cobrarles y certificarles, sin que importe con o sin aturdimiento, que el etiquetado sea deficiente o sus ingredientes nocivos para la salud. Y como eso muchas cosas más.
Aquí no vale aquello de “que cargue/n el/ellos con la culpa y el pecado”. Tú, consumidor eres dueño de tus decisiones y de tus actos. Y para empezar desconfía de todos. Piensa que todos están contra ti. Puede que no aciertes del todo, pero no andarás muy descaminado.
Fíjate, una inmensa mayoría de consumidores musulmanes desconocen el asunto de los aditivos, y para aquellos pocos que los conocen la cosa se complica pues ahora algunos fabricantes, conocedores de que les han pillado, ya no ponen letra y número de algunos aditivos, por ejemplo, E-120, ya muchos fabricantes no lo ponen y han decidido cambiarlo por la palabra “carmín”, o el E-471, aditivo omnipresente en todas las cosas de comer, ahora ponen Mono y Diglicéridos de Ácidos grasos.
Busca e interpreta todo producto que vayas a comprar. No metas en el carro de la compra nada que no haya sido revisado y aprobado por tu buen juicio. Descárgate alguna App halal. No participes en el juego de quienes te hacen comprar lo que no debes ni quieres.