
El 25% de los jóvenes españoles de 15 a 29 años muestra actitudes abiertamente racistas y xenófobas frente al 75%, que rechaza estos postulados. Esta es la conclusión principal del estudio “Jóvenes y racismo. Estudio sobre percepciones y actitudes racistas y xenófobas entre la población joven de España” realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación Fad Juventud.
Entre junio y julio de 2022, se ha entrevistado a un total de 1.200 jóvenes de 15 a 29 años, y en el que se ha podido constatar que el colectivo más rechazado es el gitano, seguido de las personas procedentes de África subsahariana y Marruecos.
Las razones principales por las que se discrimina en España parecen corresponder al origen étnico (42,3%), por sexo o género (40,5%) y por la orientación sexual (39%), mientras que la discriminación según el país de procedencia aparece en quinto lugar (31,5%) y los rasgos racializados ocupan el sexto (21%). Tan solo un 26% de las personas encuestadas señalan que nunca se han sentido discriminadas.
Este estudio detecta que los jóvenes que presentan actitudes y opiniones claramente racistas son personas que se posicionan ideológicamente en la extrema derecha, situando significativamente a las mujeres con un marcado carácter más antirracista.
Los encuestados ponen el foco de atención en algunos medios de comunicación y la imagen que dan de la inmigración (60,4%) a quienes culpan de la difusión de discursos racistas, seguido de las propuestas xenófobas de partidos de extrema derecha (49,7%). Además, un 40,3% de los encuestados señalan que la falta de adaptación de las personas inmigrantes es el motivo que más influye en la difusión de estos discursos racistas, por lo que responsabilizan a las propias personas inmigrantes de la difusión de estos discursos.
Etnia gitana
Al 24% de estos jóvenes no les gustaría tener un vecino de etnia gitana, desempeñando un puesto de responsabilidad en el trabajo de la docencia o en la policía. La posibilidad de que ocupe un puesto de alcaldía es rechazada por el 30% de la juventud, y el 16,3% preferiría no entablar una relación de amistad o afectiva con ellos.
Datos significativos que ponen de manifiesto el alto grado de discriminación y racismo que sufren las personas de esta etnia.
En el caso de las personas procedentes de Marruecos y las de religión musulmana, ocupan el segundo y tercer lugar en cuanto a rechazo para ocupar posiciones socialmente relevantes, como vecinos o amistades, mientras que sólo el 57,2% de los jóvenes indica que no le molestaría que personas de estos dos colectivos fuese alcalde o alcaldesa.
A diferencia de las personas de etnia gitana, marroquíes y musulmanes, se percibe una aceptación para la convivencia próxima del resto de grupos minoritarios, aunque igualmente son descartados para ocupar puestos de poder.
A su vez, los jóvenes que dicen haber sufrido violencia o comportamientos racistas oscila entre el 14,4 % en el caso de agresiones físicas y el 24,3% en el caso de burlas o insultos en espacios públicos. Los jóvenes que reconocen haber ejercido este tipo de violencia se sitúa entre el 5,7% en el caso de agresiones físicas y el 15,1% de quienes desarrollan actitudes de desconfianza hacia las minorías.
Los encuestados reconocen haber presenciado más violencia racista en el mundo virtual que en el espacio físico, mientras que las violencias sufridas se han dado en el entorno de la calle o en establecimientos públicos.
Aunque los jóvenes que admiten actitudes racistas no alcanzan el 15%, los autores del estudio consideran que los datos son seriamente “preocupantes y significativos”, especialmente al observar el fuerte vínculo entre haber sufrido comportamientos discriminatorios con el hecho de realizarlos, ya que desvela más de un 20% de jóvenes que ha ejercido violencia, frente a quienes no la ha sufrido (10%), destacando lo que podría denominarse “una espiral de discriminación” en la que el hecho de haberla sufrido facilita el hecho de ejercerla.
Este estudio, que buscaba detectar la existencia de estereotipos, actitudes racistas o xenófobas entre los jóvenes; conocer el grado de discriminación que sufre y ejerce la juventud por razones de origen, etnia, cultura y/o religión; identificar los grupos o colectivos más o menos discriminados, así como el grado en que perciben los efectos de esta discriminación en la sociedad, ha puesto de manifiesto que queda mucho por avanzar, especialmente ofreciendo apoyo a quienes hayan sido víctima de este tipo de comportamientos para reducir o frenar la perpetuación de dicha espiral.